miércoles, 10 de septiembre de 2014

LA INTIMIDAD DEL PADRE TOÑO Y EL ACECHO DEL OIE Y EL FMLN.


La captura del padre Antonio López, conocido como el padre Toño causo un gran revuelo a nivel nacional, no solo por lo que su figura representaba, sino también por los catorce años de trabajo con pandilleros.

Ya hemos escrito sobre este delicado tema y de los vínculos del padre con el Ministerio de Seguridad, las investigaciones, los informes y conclusiones a las que junto a Ricardo Perdomo ex ministro de Seguridad, ellos consolidaron.

Toño siempre fue la espina en el proceso de la Tregua y las negociaciones directas entre el círculo cercano al ex presidente Mauricio Funes, sus mediadores, los militares y los líderes de las pandillas.

Es importante precisar ahora que el padre Antonio fue sacado de circulación, la extrañeza inmediata de las declaraciones del ex mandatario Mauricio Funes, reiterando su desvinculación directa con las mafias pandilleriles de los diferentes penales y sus socios directos tipificados como narcotraficantes y crimen organizado mediante lo que ellos llamaron Tregua.

La población salvadoreña debe de mantener muy presente que la crisis de violencia, extorsiones, asesinatos, evacuación forzada de ciudadanos de sus lugares de residencia en barrios y colonias, etc., hoy por hoy, obedece a una proliferación que se potenció por ambiciones personales y de grupo, que giraron desde CAPRES y Mauricio Funes.

De forma constante el padre Antonio representaba para el exministro Ricardo Perdomo un asidero de confianza, en lo que él ya había detectado como director del organismo de inteligencia, es decir, las estructuras del narcotráfico. Para Perdomo era importante confiar en alguien que con su trabajo profesional pudiera generar cambios positivos en los grupos que se movían dentro de las pandillas. Esto incluía el revertir la venta de armas, narco menudeo, poder territorial de las maras y narcos, y minimizar una ampliación de las extorsiones, que hasta el día de hoy es parte de nuestra dolorosa realidad.

Dentro del ministerio de Seguridad y casa presidencial existió un grave conflicto de intereses en donde el ex presidente, los mediadores y los militares luchaban por hacerle creer a la comunidad internacional y a la sociedad salvadoreña, que la reducción de asesinatos era real y que debido a ellos urgía se aprobasen préstamos para construcción de penales, brazaletes electrónicos, granjas agrícolas entre otros programas de fachada. La misión era sacar millones de dólares al igual que como se había hecho con la presa El Chaparral y la CEL misma.

En las negociaciones que se conocían muy bien en el perímetro de Perdomo y el cura Antonio, se fue acumulando información que confirmaba que los pandilleros habían recibido dinero y muchos privilegios dentro de los diferentes centros penales, a cambio de la reducción de homicidios. Las reuniones a medianoche entre Raúl Mijango y los líderes de las diferentes pandillas como portavoz directo de casa presidencial, daba a lugar el ingreso de celulares, chips, drogas, alcohol, prostitutas entre otra clase de ilícitos.

En una ocasión mediante la celebración del primer año de la Tregua, comprobamos en uno de los penales, que los mediadores y sus asistentes no eran registrados al entrar ni al salir y allí precisamente se encontraba una de las pruebas en contra del proceso de la Tregua, poniendo de manifiesto al mismo Mauricio Funes, quien giraba dichas órdenes con los mandos medios, entre directores de penales, director de la PNC y el mismo ministerio de Seguridad, de brindarle esos privilegios a los pandilleros.

Las reuniones en CAPRES eran secretísimas y otras se hicieron en casas en donde la figura de Mecafe e íntimo del ex presidente ponía a la disposición. Quienes afinaban detalles en cada reunión eran los mismos amigos cercanos del ex presidente: Los hermanos Cáceres, los militares a la cabeza como Francisco Salinas, David Munguía Payes y Simón Alberto Molina Montoya, trasladando a Raúl Mijango las decisiones que se tomaban para su respectivo seguimiento del plan.


La inteligencia del estado (OIE), los del FMLN por orden de José Luis Merino y del Estado Mayor de la FAES, acechaban las reuniones entre Ricardo Perdomo y el padre Toño. Cualquier otra  reunión entre personajes de peso internacional con el párroco de Mejicanos, también era espiada por estas estructuras, incluyendo fotografías que luego iba a parar al despacho presidencial y a manos del dirigente efemelenista conocido como Ramiro.

Los desafíos y señalamientos constantes de Toño desde cualquier trinchera mediática incomodaban al ejecutivo y de esa forma se llegó a la conclusión que había que meterse con la vida íntima del sacerdote, incluyendo a su familia que desde España le visitaba.

En enero de este año Ricardo Perdomo mediante operaciones de seguimiento a través de un grupo de su confianza y financiados por fondos propios del ministerio que representaba, lograron identificar a toda la estructura que asistía a pandilleros con armas, ilícitos en los penales, su entrenamiento y logística operacional dentro y fuera del país. En decisiones trascendentales Toño y Perdomo bloquearon a Astor Escalante como una carta que Elías Antonio Saca y Mauricio Funes querían ubicar como director de Centros Penales en ese entonces. Con Escalante en la dirección de los penales las operaciones perversas serían mucho más rentables.

Además el padre Toño forzó junto a Ricardo el despido de directores de centros penales y custodios que eran usados para ingresar droga, chips y teléfonos y hasta tabletas y computadoras. Por supuesto esto no caía en gracia a las mafias.

Parte de la pandilla 18 denominada los revolucionarios comandada por el Viejo Lin, a cambio de canjes con el padre Toño, le daban información de ubicaciones de cementerios clandestinos, operaciones del narco menudeo con las otras pandillas y gobierno, además del accionar de los rivales. Raúl Mijango odiaba a muerte al religioso porque el dinero y los frutos de la Tregua se le venían abajo y esto por supuesto molestaba a los militares que continuaban enriqueciéndose y al mismo Mauricio Funes.


El FMLN era informado a través de las estructuras de espionaje de lo que pasaba dentro de las esferas de casa presidencial y reiteraban la incomodidad que estaba representando el líder de la iglesia en Mejicanos. El padre Toño llego en su máximo momento a atentar de forma indirecta contra las estrategias electorales del partido de izquierda y de continuar por esa vía, podían esperarse los alzamientos ciudadanos, porque la desconfianza crecía sobre Munguía Payes ministro del anterior y nuevo gobierno, siendo cada vez más los señalamientos como proveedores directos de las armas de uso privativo de la FAES, hacia las pandillas y el narcotráfico regional.

En una reunión las estructuras afectadas acordaron proceder contra la figura del sacerdote español y tenían las condiciones para hacerlo. Arena perdía las elecciones, el FMLN controlaría de forma más directa la mayoría de instituciones y fue entonces que Ricardo Perdomo canjeo el cúmulo de información por un puesto en la Súper Intendencia del Sistema Financiero. De forma personal Perdomo entrego a Sánchez Cerén un organigrama de todas las personas que integraban el narco regional incluyendo las operaciones conjuntas con las pandillas. Dicho documento quedó en total reserva por el gran peligro político que representaba para el FMLN, pero se garantizaba que los militares y mandos de la PNC que aparecían como vínculos directos de las mafias, no saldrían a la luz pública incluyendo al mismo ex presidente Funes.

El padre Antonio con todo lo que sabía, quedaba representando un grave peligro político para estos grupos y echaron andar la información que habían logrado conseguir contra él. De una forma sigilosa penetraron la indignación del fiscal, proveyéndole la información de la vida personal e íntima del religioso y tocaron con ello la sensibilidad moral del fiscal Luis Martínez. El fiscal al escuchar de primera mano las escuchas que comprobaban los vínculos de algunos líderes pandilleriles con el padre Toño y los beneficios o canjes que bajo la obligatoriedad se tuvo que hacer, procedió a una investigación más profunda, llegando al proceso judicial con el respectivo destierro y con una negociación directa entre iglesia católica, la embajada de España y Fiscalía. Toño debería de salir hacia su país y comprometerse a no brindar ninguna valoración mediática.

El fiscal actuó apegado a la ley, pero esas mafias necesitaban respirar por el acoso de la fiscalía con la venta de armas, la información recogida en una computadora en un penal que claramente implicaba a los militares y al mismo Mauricio Funes, las negociaciones entre carteles con las mismas figuras como el caso de miembros de los Perrones y castrenses en reuniones privadas, el apoyo, encubrimiento y protección de cargamentos de droga por jefaturas de la PNC, entre otros vínculos que por hoy parecen intocables para la seguridad que tanto necesita nuestro país. En fin, con estrategias bien montadas estos grupos oscuros han logrado detener el avance de investigaciones que les cerraban las posibilidades de reagruparse y encontrar salidas políticas para blindarse y protegerse desde el poder político partidario. La batalla no ha terminado y urge que el fiscal general retome de una forma más estratégica el plan trazado de desarticular a estas bandas criminales, que desde sus puestos como funcionarios, negocian la vida de las familias salvadoreñas.

Las pandillas continúan operando con la misma libertad desde los diferentes centros de reclusión, porque mediante la Tregua adquirieron un poder capaz de mantener hincado al actual gobierno y a la sociedad salvadoreña y esto no es premisa para el ejecutivo, porque la imagen partidaria y mantenerse en el poder político del estado, es mucho más importante.

Cada salvadoreño solo posee el poder del voto electoral porque no hemos podido pasar de la representación a la participación. Aun con esta desventaja es importante dejar a un lado los pasionismos ideológicos y escoger lo que más nos conviene como país y como familia. Podemos pero no debemos de brindarle a ningún partido la continuidad y la protección de políticos y funcionarios perversos y corruptos, mucho menos que bajo ropajes de engaño y mentira nos hundan más en este descalabro socio económico. Si hablamos de Francisco Flores también hablemos de Antonio Saca y Mauricio Funes, eso es moral, eso es ético, eso es justicia, eso es de principios.

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